La música flamenca y las marionetas conviven en una historia onírica que nos acerca a la pureza, las emociones y la libertad.
Emilio Tejuela trenza con los dedos en su guitarra las notas que envuelven el arte del flamenco con el del teatro de marionetas de la Tía Elena.
En este sueño, fandangos, tarantas, soleas, cantiñas…nos trasladan a la esencia de este pueblo nómada tan desconocido.
¿Acaso nos atrevemos a acercarnos a sentir esa pureza y esa libertad?
Y un caballo blanco viene trotando con su pureza, no tiene miedo, la luna lo espera y a la Telesita despierta, para que viva su vida, por bulerías que es el cante que le da fuerza.
Una trenza de esparto en el suelo nos guía al camino de los gitanos, que se alejan.